sábado, 13 de diciembre de 2008

El padre Amaro versión 2008.


Primitiva dice que ya no cree en los católicos; que somos una sarta de hipócritas, sobre todo los curas, ¿Por qué?, resulta que descubrió al párroco de su pueblo en plena sesión de amoríos con la presidente de Las Damas De La Vela Perpetua.
A favor del clérigo in fraganti podría esbozar los argumentos que se han venido volviendo costumbre en estos años: son humanos que padecen las mismas debilidades de la carne que cualquiera, el que este libre de pecado que lance la primer piedra, es una campaña de desprestigio confabulada desde lo mas bajo del averno, etcétera, etcétera. Sin embargo todos estos “axiomas expiatorios” solo son maquillar un problema de fondo.
El sacerdocio es una institución en crisis, la dramática disminución en las vocaciones solo es un síntoma mas, los seminarios se han vuelto fabrica de burócratas de la fe.
Yo no estoy por tomar la actitud de Primitiva, pero tampoco me llamo a autoengaños y fingir que aquí no pasa nada, eso se llama omisión y creo que es pecado, o al menos así reza el acto de contrición de toda misa.

Alcides

La recta moral.



El gran déficit de la recta moral radica en su intento de homogenizar (y con decir esto estoy seguro que mas de un moralista se escandalizara); de pretender medir con la misma regla a todo individuo. Sin asumir aquella frase muy cierta de José Ortega y Gasset: yo soy yo y mi circunstancia, sino la salvo a ella, tampoco me salvo yo.
Claro esta que un determinismo en el ámbito moral es inexistente, mas subsiste un innegable condicionamiento, un ejemplo claro nos lo da la psiquiatría que a establecido que aquello aprendido hasta la edad de los siete años en la conducta moral, constituye el patrón de conducta de toda nuestra vida.
Una moral sin fraternidad y sin constextualizacion se vuelve pues, solo una señalización insistente, algo que cansa a los demás, pues como dijo el también filosofo Pascal: el abuso de la verdad es peor que la mentira misma.

Alcides

Sudcalifornianidad: ese sentimiento.


Hace tiempo leí por allí una estadística que revelaba que las dos entidades federativas con un sentimiento xenofobico mas arraigado eran Quintana Roo y Baja California Sur; esto resulta fácil entenderlo evaluando dos coincidencias entre estos dos estados.
Primero, ambas son las ultimas en haber sido constituidas como entidades federativas; y segundo, ambas guardan por su situación geográfica un aislamiento del resto del país; por tanto el sentimiento de pertenencia lo hemos desarrollado en función de nosotros mismos, pues padecemos un sentimiento de orfandad respecto del demás México.
Muestra de esta xenofobia latente la encontramos en los términos despectivos tan comunes con los cuales se suele referir a cualquier migrante; quizás para muchos esto pase como mero asunto chusco o anecdótico, pero en el trasfondo revela toda una carga de sentimientos.
Pero, ¿esto es malo?, mas bien es un proceso natural, considerando pues el distanciamiento histórico que mencionaba y que inclusive la Revolución Mexicana paso casi desapercibida por estas tierras, así como todos los demás procesos sociales y políticos; llegándose inclusive a tratar de entender en muchos casos todos esos sucesos como algo que sucede en paralelo a la historia local y que nunca habrá un punto de tangencia entre esa línea y la esfera sudcaliforniana. Un ejemplo chusco reza que cuando a un paceño le preguntaron que haría si el mundo se acabara hoy; el respondió alegremente: Yo me iría a Todos Santos.

Alcides

Aprendiendo a vivir.


Hace tiempo que vengo escuchando a un amigo que repite para casi todas las circunstancias que le suceden esta frasecita: Estoy aprendiendo a vivir.
Sin embargo es hasta ahora que caigo en la cuenta que hay muchas actividades importanticisimas que realizamos y para las cuales nunca tuvimos una educación explicita, por ejemplo a ser padres, hijos, amigos o inclusive a estudiar, nunca nadie nos enseño a realizar estas actividades tan importantes para los humanos.
Pero sobre todo nadie nos ha enseñado a vivir, es decir, nadie nos dijo en que consistía estar vivo y en que consistía llevar esa vida que somos por los causes de aquello que solemos llamar felicidad.
Llegado a este punto me pregunto cuales serian esencialmente las reglas que deberían enseñarnos para vivir si es que existiera esa escuela para aprender a vivir y supongo que seria más o menos así:
Todo acto humano se puede englobar en dos grandes grupos; primero los actos felices y segundo los actos infelices y que se pasa de una etapa a otra a veces con una velocidad vertiginosa; por ejemplo un acto feliz seria que saliéramos en familia de vacaciones y un paso fugas a un acto infeliz seria que el coche se descompusiera a la mitad del viaje, en medio de la nada. Luego un acto feliz podría ser que recibiéramos el auxilio vial.
Este ejemplo burdo de la fluctuación de la vida entre lo bueno y lo malo, puede aplicarse para las circunstancias más dramáticas y adversas de la vida. Esto es pues inevitable.
Si tuviéramos la conciencia y fortaleza de aceptar que este devenir es inevitable en la vida resultaría más fácil superar aquellos actos infelices.
Pero en mi experiencia personal y en los casos que conozco la primer reacción ante un acto infeliz es cuestionarnos: ¿Por qué a mi?, siendo que la pregunta correcta es ¿para que a mi?. Pues de toda adversidad surge inevitablemente un acto feliz.
En fin, solo estoy soñando que alguna vez exista esta escuela para aprender a vivir, mientras tanto sigamos siendo el único animal que tropieza más de dos veces con la misma piedra.

Alcides

Filosofía y Teología en la vida cotidiana.


Muchas veces nos hemos topado con estas dos palabritas: filosofía y teología. A la mayoría nos causa el escucharla una especie de urticaria intelectual y nos predisponemos a esperar un sermoneo aburrido con palabras incomprensibles.
Sin embargo las diferentes corrientes filosóficas y teológicas tienen tanta influencia en nuestra vida que se pueden encontrar ejemplos por donde sea dentro de nuestra vida diaria, y por asombroso que parezca esto se puede observar sobre todo en los medios de comunicación, sobre todo la televisión, ¡si!, lo malo es que son generalmente percepciones particulares de corrientes ya de por si alejadas de la verdad y la objetividad.
Por ejemplo citemos al francés Jean Paúl Sartre y Albert Camus, fundadores del Existencialismo, a nadie nos parecen conocidos sus nombres, sin embargo la influencia de sus ideas es fácil encontrarlas en las nuevas series de televisión y su visión “realista” , que mas bien raya en la descomposición del ser humano como tal, pues se le presenta como un ser consumista y cuyo motor principal es el sexo.
¿Otro ejemplo?, los reality show, que son una influencia de George Orwell y su celebre novela 1984.
En la teología podemos mencionar a Leonardo Boff, ¿Quién es?, casi nadie podrá decirlo, sin embargo creo que si queremos entender el porque de la situación tan alejada de lo espiritual que vive la iglesia y su marcado sesgo hacia lo material, podemos decir que el marco fuertemente el pensamiento de las ultimas dos generaciones de sacerdotes en toda América latina. ¿Cómo es esto posible?, bueno este escrito no es para hablar de la Teología de la Liberación y su papel actual en la Iglesia. Pero lo que si queremos destacar es que es necesario conocer un poco mas a fondo el origen de lo cotidiano, solo así nos podemos liberar realmente de ciertas ideas que se les da valor de verdad absoluta, cuando solo son visiones personales.