
Cuando uno practica o al menos intenta vivir dentro de la doctrina del Catolicismo por algun tiempo, empieza transcurrido este a necesitar respuestas; del primer encuentro con Dios pasa a ver y entender que su Iglesia no es lo que debiera ser.
El escándalo de moda es la pederastia en que han incurrido muchos sacerdotes en los últimos años, además que han contado con la complicidad “piadosa” de la jerarquía, la cual se ha limitado muchas veces en darles una oportunidad de regeneración en otra parroquia, lo que ha significado para el violador en cuestión la asignación de un nuevo paraíso sexual.
La reciente visita del Papa a Estados Unidos llevaba como agenda principal la reconciliación con una sociedad que ha visto escándalo tras escándalo de esta índole y cuyas diócesis se han gastado mínimo 125 millones de dollares en indemnizaciones.
No faltara y no falta quien diga que todo esto fue una campaña de desprestigio de los grandes medios de comunicación, que en el fondo esta el mismo satan sacando los trapos sucios del clero.
La verdad es que la Iglesia como institución esta en crisis, en gravísima crisis y pocos se atreven a reconocer la realidad, pues la mayoría opta por alinearse en lo institucional, bajo la máxima “el que obedece no se equivoca” y otros caen en el ostracismo, encerrándose en su misa de domingo y confesión mensual.
Pero, ¿en que consiste esta crisis?, en lo más elemental, que además constituye misión y razón de la Iglesia: ha dejado de evangelizar efectivamente; conformándose con volver a Jesús una referencia moral.
Por allí anda un documento del episcopado latinoamericano que se llama “del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos”, el titulo mismo explica por si solo la desviación en la practica que hemos sufrido, ya no buscamos el encuentro con el Cristo, sino el bien de todos, el cumplimiento de la recta moral.
Damos por hecho que promover el bien personal, familiar o social es en si mismo el centro del Cristianismo, haciendo con ello desdén intrínseco a la sangre derramada por El, ¿Cómo?, evitando el encuentro personal y directo con aquel que no se quedo en la tumba, sino esta vivo y presente.
Por ello ya parece importar poco que religión se practique, al cabo todas son buenas decimos, empezamos a vivir un Dios personal, tan personal que no importa la dimensión comunitaria de nuestra fe; al fin, que yo le rezo cuando quiero en mi casa.
Sin el Cristo resucitado y la experiencia del Espíritu Santo experimentada a la manera de Pentecostés, el catolicismo camina a volverse una gran secta fundamentalista donde el cumplimiento cabal de ritos y formas será entendido como garantía de rectitud.
Pero ¿ese es nuestro destino irremediablemente?, gracias a Dios existe una palabra que se pasea por el magisterio y por las bancas de todos los templos y es “Subsiste”, es decir, a pesar de los pesares, no solo la sana y correcta doctrina sigue viviendo integra aquí, sino el Dios mismo de Adán, Abraham, los profetas y los Apóstoles esta aquí, vivo en sus tres personas, con plenipotencialidad, solo esperando que nos animemos a buscarlo.
Dice un buen amigo sacerdote y comparto su opinión que andar cambiando de religión por lo malo que vemos en la que estamos es solo retrasar la respuesta de madurez que cada uno debemos dar en este rubro; creer que por alli anda una secta o religión formada de hombres que llevan al pie de la letra los mandatos divinos es ser ingenuo.
Alcides
El escándalo de moda es la pederastia en que han incurrido muchos sacerdotes en los últimos años, además que han contado con la complicidad “piadosa” de la jerarquía, la cual se ha limitado muchas veces en darles una oportunidad de regeneración en otra parroquia, lo que ha significado para el violador en cuestión la asignación de un nuevo paraíso sexual.
La reciente visita del Papa a Estados Unidos llevaba como agenda principal la reconciliación con una sociedad que ha visto escándalo tras escándalo de esta índole y cuyas diócesis se han gastado mínimo 125 millones de dollares en indemnizaciones.
No faltara y no falta quien diga que todo esto fue una campaña de desprestigio de los grandes medios de comunicación, que en el fondo esta el mismo satan sacando los trapos sucios del clero.
La verdad es que la Iglesia como institución esta en crisis, en gravísima crisis y pocos se atreven a reconocer la realidad, pues la mayoría opta por alinearse en lo institucional, bajo la máxima “el que obedece no se equivoca” y otros caen en el ostracismo, encerrándose en su misa de domingo y confesión mensual.
Pero, ¿en que consiste esta crisis?, en lo más elemental, que además constituye misión y razón de la Iglesia: ha dejado de evangelizar efectivamente; conformándose con volver a Jesús una referencia moral.
Por allí anda un documento del episcopado latinoamericano que se llama “del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos”, el titulo mismo explica por si solo la desviación en la practica que hemos sufrido, ya no buscamos el encuentro con el Cristo, sino el bien de todos, el cumplimiento de la recta moral.
Damos por hecho que promover el bien personal, familiar o social es en si mismo el centro del Cristianismo, haciendo con ello desdén intrínseco a la sangre derramada por El, ¿Cómo?, evitando el encuentro personal y directo con aquel que no se quedo en la tumba, sino esta vivo y presente.
Por ello ya parece importar poco que religión se practique, al cabo todas son buenas decimos, empezamos a vivir un Dios personal, tan personal que no importa la dimensión comunitaria de nuestra fe; al fin, que yo le rezo cuando quiero en mi casa.
Sin el Cristo resucitado y la experiencia del Espíritu Santo experimentada a la manera de Pentecostés, el catolicismo camina a volverse una gran secta fundamentalista donde el cumplimiento cabal de ritos y formas será entendido como garantía de rectitud.
Pero ¿ese es nuestro destino irremediablemente?, gracias a Dios existe una palabra que se pasea por el magisterio y por las bancas de todos los templos y es “Subsiste”, es decir, a pesar de los pesares, no solo la sana y correcta doctrina sigue viviendo integra aquí, sino el Dios mismo de Adán, Abraham, los profetas y los Apóstoles esta aquí, vivo en sus tres personas, con plenipotencialidad, solo esperando que nos animemos a buscarlo.
Dice un buen amigo sacerdote y comparto su opinión que andar cambiando de religión por lo malo que vemos en la que estamos es solo retrasar la respuesta de madurez que cada uno debemos dar en este rubro; creer que por alli anda una secta o religión formada de hombres que llevan al pie de la letra los mandatos divinos es ser ingenuo.
Alcides