sábado, 3 de mayo de 2008

Yo quiero conocer a un ateo


Mi amigo Fray Nelson publico en su pagina de internet un articulo que dio a llamar “yo quiero conocer a un agnóstico” (http://fraynelson.com/blog/?p=2402#more-2402), en el cual plantea las dificultades de ser realmente agnóstico, es decir, declaradamente y ciertamente incapaz de tener alguna verdad por cierta o falsa.
En ese tenor, el artículo me llevo a la reflexión que también el ateismo es un postura que realmente es insostetible, veamos porque:
La idea de Dios en el hombre es tan vieja como el mismo sobre la tierra, de donde venimos y a donde vamos mas allá de lo que podemos percatar en la materia son cuestiones que nos han inquietado al menos desde que somos homos sapiens.
La Filosofía misma nace como una búsqueda de respuestas ante estas cuestiones y todavía hoy cualquier sistema filosófico que se precie de ser serio debe partir de fijar su postura ante estos temas.
Algunos parten del axioma “Dios no existe” sin aportar la más mínima prueba de ella, ejemplo es el Existencialismo de Jean Paul Sartre; otros como el materialismo dialéctico de Hegel, Marx y otros presupone que esta idea de Dios es solo una búsqueda de consuelo ante el desamparo de sabernos solo polvo que vuelve al polvo al final del tiempo.
Santo Tomas de Aquino, o Tomas de Aquino si gustan aquellos dados a desgajarse las vestiduras por el uso del apelativo de santidad; es quizás el que aporto en el orbe filosófico teológico las mejores muestras de la existencia de ese ser trascendente que es denominamos Dios, son sus llamadas cinco vías; aunque todos estaremos de acuerdo en que son insuficientes en el sentido de que si bien son irrefutables, por si mismas no nos aportan la fuerza capaz de llegar a creer en la existencia de tal Dios.
Bien, pero volvamos al orden de lo cotidiano, en donde es fácil palpar en este mundo que se seculariza velozmente (nomenclatura religiosa para hacer notar que los episcopados y el clero pierde poder político) cada día se hace mas notorio el incremento de los autodenominados “ateos”, pero ¿son realmente ateos los ateos?.
Vayamos a la medula del asunto, un ateo debiera estar sustentado en lo que se supone es el antagónico de la fe, es decir, la razón, la cual parte del hecho explicado científicamente, mas concretamente el método científico.
Pero como hemos dicho, el método científico de la Filosofía no ha podido demostrar ni el si, ni el no de la existencia de Dios. Entonces por honestidad intelectual lo mínimo que debiera guardar un ateo es un escepticismo al respecto.
Pero vivimos en el fin de la efervescencia del cientificismo; tras el Renacimiento y la Revolución Industrial de origen europeos se nos fue repitiendo una y mil veces que en la ciencia y su hermana gemela la tecnología estaba la entrada a un mundo donde habitarían los superhombres, inclusive algunas religiones de corte seudo científico como el New Age vieron en ello una oportunidad de hacer parecer cumplidas sus premoniciones.
Y aquí estamos en pleno siglo XXI, con un sentimiento de extravió en las grandes masas; la religión a sido institucionalizada, es difícil entrar a Dios por esa puerta, pues como el mismo Jesús lo predijo: tienen la llave (¿quiénes?) pero ni entran, ni dejan entrar. Y en contraparte, el mundo, lo que se denomina el mundo y que son el consumismo, el hedonismo, la búsqueda del poder para someter a los demás, el vació existencial también nos han mostrado su mala cara.
En este sentido se explica porque tanto ateo hoy por hoy, más bien es gente desconcertada ante este escenario. Ante este aparente laberinto sin salida.
Pero entonces ¿A dónde dirigirse?, en lo personal, la experiencia decisiva y necesaria es reconocer la necesidad de Dios y, a partir de allí darle la oportunidad a Dios. Si partimos de lo que vemos y conocemos de los demás jamás terminaremos de tener obstáculos hacia la verdad. Por eso Dios es una experiencia personal e irrepetible.

domingo, 27 de abril de 2008

La Izquierda y el aborto


La incipiente democracia mexicana, el tan anhelado fin de la oligarquía priista pronto, muy pronto nos han enseñado su lado débil. La izquierda histórica no estaba ni minimamente lista para acceder al gobierno y solo se había encasillado por siete décadas en ser una crítica del sistema; ese fue irónicamente su papel en el sistema al que tanto detestaba.
Muertas las ideologías socialistas de corte marxista leninista, para decirlo mas filosóficamente, o al menos, tras serles asestado un golpe que parece mortal, los miembros de las asociaciones políticas de izquierda terminaron por auto reciclarse, auto redimirse y autodenominarse a lo que ellos mismos dan a llamar “proyectos de nación”; concepto que nadie acaba de entender y que con franqueza creo que ninguno de los nuevos caudillos y paladines de la democracia tengan a ciencia cierta una idea de en que consiste tal concepto.
Así pues, lo primero que intento la izquierda al empezar a gobernar fue “poner al día al país” en temas como el aborto y las uniones entre personas del mismo sexo. Con el argumento de favorecer a minorías históricamente desprotegidas y desamparadas por las leyes.
Del tema de las sociedades de convivencia como se dio a llamar los matrimonios gays no hablaremos, hasta en otra ocasión; hoy quisiera reflexionar sobre el primer punto, el aborto. Y vayamos hasta la metafísica del tema, es decir, hasta la cuestión primera, para no distraernos en temas que solo hacen revolver el agua ya turbia.
La cuestión esta en saber si el embrión fecundado es o no es un humano, los pro abortistas dicen que no, los anti abortistas dicen que si.
Vayamos a las siguientes dos reflexiones para dirimir el asunto; primero, como popularmente se dice y, curiosamente hoy en la política esta en boga para establecer si el presidente es o no presidente: si se mueve como pato, parece pato y hace como pato, entonces es un pato, lógico ¿no?, lo mismo sucede con el embrión humano pues contiene en esencia todas las cualidades y características de un humano en potencia, si bien no desarrolladas, pero allí están en ese reducto mínimo quizás de dos células; pues ni modo que le sean insertadas mágicamente a como se vaya desarrollando.
Es como el asunto de la mayoría de edad, a los 18 años se le reconocen ciertos derechos al individuo, mas no por ello antes de esto se le cuestiona sobre si es o no humano, la misma regla debería aplicar a los embriones por aquellos que dicen que hasta el tercer o cuarto mes de gestación es humano, simplemente por ya parece humano y ya tiene físicamente desarrolladas todos los órganos. ¿Acaso el producto (según la nomenclatura medica) no contiene en potencia ya todos estos elementos?. ¿Solo tenemos derecho legal a la vida hasta el tercer mes de vida en el seno materno?.
El segundo argumento es el que la mujer tiene derecho a decidir sobre su cuerpo, de acuerdo, de eso no objeto nada, sin embargo usar este argumento a favor del aborto implica intrínsicamente descartar que el embrión o producto sea un ser humano independiente y pleno, el cual, por diseño de la naturaleza esta en el interior de ella y que por tanto la misma naturaleza exige responsabilidad no sobre ella tan solo, sino sobre la vida que porta.
Por ello y auque las nuevas izquierdas gobernantes den el “derecho” de abortar la mujer que lo practica no queda libre de la culpa en su fuero interno, hay de ello un sinfín de historias de mujeres que cargan con el peso de un homicidio, porque al final de cuenta eso es, un homicidio de su propio hijo. Claro esta que no faltara el que quiera anexar un tratamiento psicológico, pero hay cosas, muchísimas cosas que la psicología no puede sanar y una culpa de estas en el alma de una mujer es una de ellas.
Y por ultimo respecto a las izquierdas, creo que siempre serán necesarias en cuanto a ser criticas del gobierno, o sea la derecha, es mas, siempre las abra, pero requerimos una izquierda pensante, que no sea solo un “no a todo”, esas son simpladas que ofenden a los ciudadanos mismos.

Hombres G


Creo que de el único artista del que me considere alguna vez verdaderamente fan fue del grupo Hombres G, por allá de mis catorce años, época en que los Hombres G eran una autentica novedad junto con la oleada de artistas que aparecieron con el movimiento (¿o moda?) denominada “rock en tu idioma”.
Sus letras se volvieron famosas, no solo por pegajosas (¿sinónimo de vacías?) sino por decir palabras gravísimas para aquellos tiempos como mamon, pijo, culo, etc. cosas que hoy son tan comunes que ya nada nos escandaliza en torno al lenguaje supuestamente obsceno.
Eran, bueno son, un cuarteto español que todavía por allí andan rodando tras un rencuentro (que también se puso de moda) afortunado hace unos cinco años, pues tenían cerca de diez sin tocar juntos, tras una separación no oficial, o sea, simplemente se fueron distanciando, al grado que el grupo no volvió a aparecer junto y cada uno de ellos empezó proyectos individuales.
David Summers, líder evidente del grupo por ser el cantante y compositor fue el único que se mantuvo en el ambiente artístico sacando unos cuantos discos durante este tiempo; discos donde trato de buscar un sonido nuevo y personal, cosa difícil y arriesgada, primero porque en el grupo era el quien marcaba el rumbo del sonido característico que cualquiera podía decir con unas cuantas notas “esos son los Hombres G” y por tanto, si esa formula era exitosa, buscar otra era arriesgado pues la gente tiende a encasillar a los artistas y si ese nos gustaba porque decía leperadas en sus canciones, ahora escucharlo decir metáforas sobre las estrellas pues nos dejaba desconcertados.
Ahora, con casi cincuenta años de edad encima de sus integrantes los hombres G son un grupo atrapado en su creatividad. Ya no le queda cantar sobre desamores de la secundaria, eso ya es para sus hijos; sin embargo en su ultimo disco se nota un intento de evolucionar en la lírica y en el sonido. Sin embargo no se animan del todo dejar el pasado en el pasado, quizás porque el pasado les dejo mucha plata; pero por lo mismo es una pena oírlos intentar remasterizar aquella formula que los posiciono en la cima algun día. Los verdaderos artistas no se guían por lo comercial sino por la búsqueda de nuevas formas de expresar y crear.
En fin, podría decir mil cosas buenas y malas de ellos, pero lo que sino dudo es que no me quiero morir sin ir a uno de sus conciertos.

Alcides