domingo, 16 de diciembre de 2007

Mis Amigos:

Aquí estamos de nuevo ante una inminente nueva Navidad; quizás por ser adultos ello pasa tan de pronto que los días se nos vinieron encima y, aquello del “Espíritu de la Navidad” lo vamos reduciendo a las compras decembrinas.
Vaya, apenas voy cayendo en cuenta, Navidad otra vez, época de encuentros con los seres queridos, de demostrar el lado bueno que a veces se esconde tanto que olvidamos que lo tenemos (lo digo por mi), entonces se me viene una pregunta: ¿y Jesús donde esta en todo esto?.
¡Caray!, el debiera ser el centro de todo esto, pero ahora el Santa Clauss, el arbolito, las posadas que no tienen nada de posadas, el comprarse ropa nueva, etc. pareciera que van opacando a ese niñito que nace en un corral, en un pueblito miserable, allá hace unos dos mil años…pintado así, es natural que vayamos olvidándonos de El para embriagarnos del glamour de la modernidad.
En aquellas épocas sus compatriotas judíos esperaban un Mesías poderoso que los liderará en la rebelión contra los opresos romanos, que a su vez, idealizaban a sus dioses como seres con actitudes triviales, es decir, caprichosos, soberbios, perezosos, etc. etc. pero sin embargo ostentaban una intelectualidad a través de la filosofía, que al día de hoy sigue influyendo grandemente.
Así pues, cuando nació Jesús, era de esperarse que nadie lo tomara en cuenta, era solo pues un pobre mas entre los pobres, con unos padres tan pobres que no alcanzaron a pagar un hotel y tuvieron que hospedarse en un corral el día que vino al mundo.
Después de todo esto me pregunto: ¿no estaremos haciendo lo mismo hoy?, es decir, ¿no andaremos buscando un dios poderoso como el dinero?, ¿o un dios falso como las drogas?, o quizás queramos encontrar en nuestra mente la salvación o un supuesto conocimiento superior que nos de la formula de la felicidad eterna?; parece mentira pero la gran mayoría de las personas en esas veredas andan.
Entonces se convierte una necesidad volver la vista hacia el niño en el pesebre, al Dios hecho hombre, que se solidariza con nuestro dolor, al grado de ofrecer su vida a sabiendas de que lo tomarían muchos por un loco.
Bien, me despido deseándoles que esta Navidad sea eso, volver los ojos a Jesús en el pesebre. Al Niño Dios en cuya fragilidad pareciera no haber nada para nuestros ojos, pero guarda todo lo que necesitamos para nuestro corazón.
La Paz diferente, la paz de Cristo.
Alcides

Mi palabra favorita


Mi palabra favorita es Esperanza
lleva el canto de las horas
y el rechinido de lo bello
y la alegría de los niños.

Emerge siempre fresca
del volcán que le hemos montado
en nombre de la cordura
en nombre de la decencia

Mi palabra favorita es Esperanza
la amiga loca del presente
la última hora del moribundo
el beso de los solitarios

Y no se porque
a pesar de nuestro desdén
ella sigue allí fiel
aunque le hallamos arrojado a la calle

Mi palabra favorita es Esperanza
porque hay noches que solo ella queda
y del cielo emigran las estrellas
más ella surcara tal bóveda.


Alcides