jueves, 10 de julio de 2008

Jornada de milagros.


Venia a casa y me tope un anuncio que me llamo la atención, decía: Gran Jornada de Milagros, con el Hermano X. Equis porque no recuerdo su nombre y resulta intrascendente en estas ideas.
De entrada es obvio que el anuncio era un anzuelo para ilusos desesperados en busca de solución a su problemática personal.
Un milagro por definición es algo excepcional, pretender circunscribirlo a una “jornada” es apagar esa excepcionalidad y ponerlo en el terreno de lo común, de lo cotidiano.
Ahora bien Dios obra milagros, claro, desde siempre, la misma creación es un milagro, solo que hemos perdido la capacidad de asombro y estamos inmersos en este milagro de vida sin inmutarnos siquiera. Pero los milagros excepcionales que hace Dios los hace con un sentido, generalmente este sentido es la conversión del individuo, la milagrera no puede ser de modo alguno propio de Dios, eso es propio de la magia negra y todas las uestes que de ella de propagan.
No quiero decir que el Hermano X practique la magia negra, pero si dudo mucho que Dios dispense milagros excepcionales a diestra y siniestra por intercesión del citado hermano X.
Alcides

miércoles, 9 de julio de 2008

Nostalgia perdida.


Cuando era pequeño iba de vacaciones un par de semanas en época de lluvias con unos familiares que vivían en un rancho en medio de la Sierra La Giganta, que es una cordillera de pequeña altura que se desliza paralelamente a toda la Península de la Baja California.
El ultimo día de esas vacaciones, nos traían en carro a La Paz y, mientras zigzagueábamos por la carretera que empezaba a subir un pico alto, volvíamos la mirada para ver a lo lejos, a tres o cuatro kilómetros apenas las luces de ese rancho que tantos nos gustaba visitar a mi hermano y a mi.
Se me quedo grabada por siempre en la memoria esa escena nostálgica de niños que se despedían de las vacaciones.
Hoy volví a pasar por esa carretera, por ese mismo punto y recordé la nostalgia, no con nostalgia, después de veinticinco años de no ir de vacaciones a aquel lugar ya no siento nada por el lugar en si, sino solo por los recuerdos que me quedaron.
Mi primo, que vivía allí, se suicido hace un par de años. En un arranque de desesperación se pego un tiro en la cabeza. Estoy seguro que Dios tuvo misericordia de el y algun día nos reencontraremos en la otra vida para jugar Damas Chinas hasta que por fin le gane una partida, pues en seis veranos jamás pude.
Alcides

martes, 8 de julio de 2008

Lo paradójico de la moda


Lo paradójico de la moda, es que se usa para sobresalir, para ir a la vanguardia, aunque sea en algo tan intrascendente como lo exterior y acaba siendo un movimiento de las masas.
El sentido de singularidad, la necesidad de demostrar nuestra unicidad es inherente al ser humano desde la adolescencia; el adolescente se descubre a si mismo, se descubre desnudo ante el mundo, como Adán arrojado del paraíso tiene conciencia de su desnudes, y el joven es arrojado de la infancia feliz a una vida adulta cruel, desnuda y la trata de cubrir con lo que esta de moda. Así le brinda cobijo y singularidad, dos pájaros de una piedra, aunque como decía al principio lo paradójico es que lo que es usado como distintivo único acaba siendo movimiento de multitudes. Ello explica a su vez porque la moda cambia, huye de si misma, de la repetición, se persigue a si misma como el perro que se corretea la cola.

Alcides

lunes, 7 de julio de 2008

En las creencias se esta.


“En las creencias se esta”, dijo José Ortega y Gasset. Sin embargo aseverar tal cosa seria darle una cierta inmovilidad a las creencias. Más el que ha creído algun día –y según Ortega y Gasset, nadie se salva de ello- sabe que nunca se cree igual.
Las creencias personales se modifican, yo de niño creía que Dios era un señor sentado sobre una nube, mi hija de cuatro años de edad dice que detrás del sol hay Ángeles que lo mueven para que se haga de noche.
Lo mismo pasa a nivel humanidad. Al principio, en la prehistoria, la divinidad era el rayo, la lluvia, el sol, la luna, con el tiempo los dioses fueron una casta divina, Zeus, Afrodita, Ninfas. Hoy el Dios predominante es un Dios único, el judío-cristiano-islámico.
Los humanos hemos dejado de ser nómadas físicamente, pero intelectual y espiritualmente somos igual de errantes que desde el primer día en que fuimos expulsados del paraíso o de que dejamos de ser simios.
En las creencias se esta, pero un instante solamente, se obtienen pero al instante se prosigue con ese espíritu conquistador que nos caracteriza, esa búsqueda de lo trascendente, de lo incognoscible, de lo otro, de lo inalcanzable, de Dios.
alcides

domingo, 6 de julio de 2008

Palabras domingueras


El termino, palabras domingueras es una expresión despectiva para señalar que alguien esta hablando de una forma rimbombante o usando palabras raras, pocos comunes y desconocidas, en aras quizás de una demagogia o de parecer muy culto.
A pesar que el humano requiere la comunicación como elemento principal para convivir, suele ser un arte poco practicado. De allí creo que proviene nuestra pobreza lingüística. Nos comunicamos, si y, a diario, sin que pareciera haber ningún problema ante ello; pero pocas veces nos hemos puesto a escucharnos a nosotros mismos, con lo cual estoy seguro que nos descubriríamos haciendo una serie larga de silogismos, pleonasmos y cuanta aberración del lenguaje existe.
“Pásame la destas, de los destos, con que los destos hacen los destos”, fue una frase que escuche hace muchos años en la televisión, me causo risa, todavía me causa risa, sin embargo suele ser muy común nuestro “destismo”.
Estas ideas y recuerdos me vienen a la mente porque hace rato termine de leer un libro de Octavio Paz, Nóbel de literatura, el cual tuve que leer, confieso, con el diccionario en la otra mano porque hace uso extenso de palabras domingueras –como decimos que decimos-sin embargo, el uso mismo de estos recursos enriquecen las ideas que quiso plasmar Paz en su libro.
El lenguaje es un código, una convención de signos y sonidos que en conjunto nos remiten a pensar, despertar nuestro imaginario. Allí radica la riqueza de las palabras domingueras, pues en un breve número de silabas comunican mucho; por ejemplo, cuando se dice “paradigma”, es más fácil decir simplemente “paradigma” que hacer repetición mil veces de lo que significa.
Alcides