
Sacerdotes, ¿para que?.
El sacerdocio, como ministro intermediario entre el simple humano y lo divino ha existido siempre; desde que el hombre creo la idea de Dios o Dios se revelo al hombre (como guste verse). Entrar en esa discusión seria como la de que fue primero si el huevo o la gallina. Así que prefiero creer que son procesos paralelos y evidentemente íntimamente ligados.
Es decir, en toda religión o creencia hay individuos destinados a la administración del culto. Aquellos hombres consagrados que toman la simple materia (o algun prisionero de guerra caído en desgracia) para hacerla ofertorio y holocausto a la deidad. Hombres sacados de entre los hombres para hacer mas ágil la comunicación con lo trascendente y, quizás en ello radique su semi divinización de la que comúnmente fueron y son objeto. La pirámide de mando en la cual le gusta vivir al hombre, con ellos se hace perfecta: en la base el hombre común, la gran prole, encima el sacerdote como semi dios, escalón formado por unos cuantos y en la cima el dios del que se trate el culto. Por lo demás, como decía es la estructura social común en el género humano.
En una religión institucionalizada como el Catolicismo, y creo que institución y religión van demasiado ligadas, el clero, es decir la casta de sacerdotes juega un papel decisivo pues son los administradores plenipotenciarios de Dios en su Iglesia. Nada es valido sin el Nihil Obstat del sacerdote, ni siquiera el hacer la reunión fuera del salón, bajo un árbol, aunque dentro de las cuatro paredes se este a 50 grados, si el cura dijo adentro, adentro se hace aunque los laicos se asen. Y si así sucede en la vida cotidiana de las comunidades, lo mismo pasa en las grandes ligas; teólogo que difiera, teólogo que es perseguido y sancionado, muchas veces con un dialogo que mas parece una teatro montado a la usanza de los primeros años de la Santa Inquisición.
Hablaba yo de el papel decisivo del clero, ¿en que consiste?, bueno, creo que debiera ser el motivador de las comunidades, sin embargo, muchos optan, quizás sin darse cuenta por rehuir de este papel, para volverse administradores sacramentales; con esta tarea tienen bastante para ocupar su agenda. Es mas fácil seguir un ritual y de vez en vez ir a las reuniones del prebisterio que comunicar la experiencia de vida en Dios. Es más fácil sentarse a dormitar en el confesionario mientras los parroquianos le recitan los mismos pecados de siempre, que hacer uso del don de liberación del pecado que por el solo hecho de ser sacerdotes son portadores.
Mucho me temo que en la mayoría de los sacerdotes hay mas una vocación natural por el ministerio que una “vocación revelada”; claro esta que cuantificar científicamente lo uno u lo otro resulta imposible. Es una amalgama de las dos vertientes. Pero el hecho de que ningún sacerdote se considere predestinado a la vocación, habla de que es una libre decisión, como libre decisión puede ser cualquier profesión.
Alcides