
Hace mucho tiempo, sobre la orilla de un mar lejano estaban dos hermanos ositos viendo el azul de las olas lejanas, cuando de repente empezó a verse un barquito sin tripulación.
-¡mira!, dijo uno de los ositos a su hermano. Un barco allá sin nadie.
-No puede ser, dijo el otro.
-Si, si es, ¿vamos en la lancha de mi tío a verlo de cerca?.
-Sale, respondió el hermano y prontos se hicieron a la mar, turnándose en los remos para avanzar más rápido.
Llegando a el, se pusieron de lado y gritaron en forma de saludo, pero nadie les contesto. El mas aventado de los dos decidió subirse, el otro lo siguió un poco más atrás. Pero efectivamente el barquito estaba solo, no había nadie.
Entonces un osito dijo:
-¡Ya se, hermano!, vamos a buscar al dueño. Yo pido subirme al mástil, o sea el palo altote que traen los barcos, que sirve para poner las velas y que se suba alguien para guiar al capitán.
-Y yo seré el capitán, dijo el otro osito.
Así se hicieron mar adentro y pronto, como suele suceder los delfines empezaron a acompañarlos saltando contentos al lado del barquito.
EL osito que iba en el mástil les pregunto:
-Señores delfines, ¿ustedes no saben de quien es este barco?.
-No, no sabemos, dijeron al mismo tiempo todos los delfines. Y uno continuo: pero allá mas adelante, esta la señora ballena, ella conoce a todos los barcos de este mar.
-Si, dijo el osito en el mástil. Allá veo como sale un chorro de agua. Dale hacia allá hermano, dijo señalando con el dedo.
Y así el barquito fue presuroso hacia la ballena. Cuando llegaron cerca de ella le dijo el osito capitán, sacando la cabeza de la cabina:
-Buenos días, señora ballena, nos encontramos este barquito y queremos devolverlo pero no sabemos de quien, ¿usted podría decirnos de quien es?.
La señora ballena saco sus ojos del agua, vio detenidamente unos segundos el casco:
-SI, si es, su dueño es un niño llamado Carlitos que esta muy triste desde ayer porque se soltó el ancla de su barquito y ya no lo ha podido encontrar.
-¿y donde esta ese niño?, pregunto el osito en el mástil.
-Vayan en dirección recta, tal como van ahorita y en poco tiempo llegaran a un muelle, seguramente Carlitos andará cerca.
-Gracias, señora ballena. Dijeron ambos ositos y partieron presuroso hacia donde les había dicho.
Al rato sucedió como les había dicho la ballena, vieron un muelle y en el, sentado en la orilla, un niño.
El osito capitán hizo sonar el pito y Carlitos volteo inmediatamente. ¡Hey!, ¡hey!, aquí, aquí, decía desesperado creyendo que no lo habían visto aun lo ositos.
Cuando por fin el barquito se estaciono en el muelle, los ositos le explicaron lo sucedido: que se lo habían encontrado flotando a la deriva, que habían salido a buscar el duelo, los delfines, la ballena.
Así que Carlitos les agradeció mucho y los llevo de regreso a su casa. Desde entonces se hicieron muy buenos amigos los tres.
Alcides