Cuando he tratado de dialogar con alguien sobre la situación de una tercera persona, a menudo, demasiado a menudo me topo con alguna etiqueta que no es mas que una predisposición a terminar el dialogo, por ejemplo: ¡pero si ese es un perdido!, no tiene remedio…
Clasificar es una actividad automática en nuestras mentes, eso lo entiendo, es por demás necesaria para poder esclarecer muchas cosas, pero quedarnos en la mera etiqueta de “borracho”, “drogadicto”, “mentiroso”, infiel”, etc. nos impide tener compasión por los demás; nos cierra la puerta para acceder a ese corazón que sin duda esta lastimado y necesitado de nosotros.
Peligroso negocio es jugar al judío que pasa de lado del necesitado, mientras que algún samaritano hace lo que nos tocaba, ¿Por qué?, porque todos algún día estaremos en el papel del menesteroso al lado del camino y, como dice la Biblia…allí será el rechinar de dientes.
Alcides
No hay comentarios:
Publicar un comentario