
Hace mucho tiempo que no me ponía a ver las estrellas, actividad que de niño mi papa tuvo el tino de inculcarnos. Algunas noches nos apagaba el televisor y nos sacaba –lo confieso- casi a rastras fuera de casa, claro esta en aquellos tiempos la ciudad no era tan grande, pues vivíamos en las orillas y hoy su casa esta casi en el centro. Así que desde el patio nos enseñaba tales y cuales constelaciones; las cuales por cierto, después de casi treinta años allí siguen juntitas unas estrellas de otras, formando osos, arados, rebaños de ovejas y otras cosas fantasiosas.
Ahorita que estaba viendo hacia arriba, me preguntaba que cambiaria si una de esas minúsculas y millonarias dejara de brillar, nada supongo y sin embargo cuanta molestia se tomo Dios para ponerla allí y, mas aun, considerando que no son cosillas simples sino verdaderas gigantes a distancias infinitas. ¿Para que tomarse tanto trabajo de parte de Dios?.
En momentos me retraía de observar fijamente el firmamento y volvía a la tierra, escuchaba perros a los lejos que correteaban el ruido de un carro de nieves y, me parecía otro milagro inmenso y ordinario, el milagro de la vida y de la inteligencia que hay en este mundo. Alguien definió a Dios como un creador de creadores, creadores que hicieron los motores de combustión de interna, la nieve de chorro sabor vainilla y la música típica de los vendedores que van por la calle, creo que la canción se llama “cajita de música”, la he escuchado por allí en un disco de Richard Clayderman.
Y yo por un momento quisiera que la vida fuera contemplación, quedarse allí viendo al infinito, pero la vida es vivirla, los momentos como este sirven para revaluar y reubicarnos en la creación del universo. Como un ínfimo átomo, pero con las conciencia del ser.
Ahorita que estaba viendo hacia arriba, me preguntaba que cambiaria si una de esas minúsculas y millonarias dejara de brillar, nada supongo y sin embargo cuanta molestia se tomo Dios para ponerla allí y, mas aun, considerando que no son cosillas simples sino verdaderas gigantes a distancias infinitas. ¿Para que tomarse tanto trabajo de parte de Dios?.
En momentos me retraía de observar fijamente el firmamento y volvía a la tierra, escuchaba perros a los lejos que correteaban el ruido de un carro de nieves y, me parecía otro milagro inmenso y ordinario, el milagro de la vida y de la inteligencia que hay en este mundo. Alguien definió a Dios como un creador de creadores, creadores que hicieron los motores de combustión de interna, la nieve de chorro sabor vainilla y la música típica de los vendedores que van por la calle, creo que la canción se llama “cajita de música”, la he escuchado por allí en un disco de Richard Clayderman.
Y yo por un momento quisiera que la vida fuera contemplación, quedarse allí viendo al infinito, pero la vida es vivirla, los momentos como este sirven para revaluar y reubicarnos en la creación del universo. Como un ínfimo átomo, pero con las conciencia del ser.