
La Rebeldía.
"hay hombres que luchan un día
y son buenos,
hay otros que luchan un año
y son mejores,
hay quienes luchan muchos años
y son muy buenos,
pero hay los que luchan toda la vida,
esos son los imprescindibles"
Bertolt Brecht.
1.-Una postura vital.
La Rebeldía es una fuerza que a todos algún día nos llega, y, es en la adolescencia la fecha predilecta para el comienzo de esta nueva postura ante el exterior, un exterior que suele englobarse en la palabra “sistema”.
Creo que esta rebeldía es una predisposición natural para romper con el vínculo familiar, es decir, una búsqueda de la independencia, que se ve complementada con el despertar del deseo sexual y su consecuente búsqueda de una afectividad correspondida. La finalidad de todo esto debiera ser situar a cada individuo en el establecimiento de una nueva familia.
Sin embargo, esto es solo un bosquejo teórico meramente biológico, pues hoy mas que nunca gracias a el avance de la ciencia se ha podido clarificar que la adolescencia no es la mejor etapa para adquirir un compromiso tan serio como lo es formar una familia; pero la evolución natural no avanza tan rápido como el desarrollo humano, y por lo tanto hoy resultan prematuros estos cambios de rebeldía y sexualidad en los adolescentes.
Hoy veamos un poco esta Rebeldía: el adolescente, decíamos, descubre un buen día que algo no esta bien en su casa, su calle, su ciudad, su país y en el mundo; es decir, empieza a descubrir las incongruencias en los demás, las dobles caras, las mascaras y ello conforma su primer estandarte de lucha: no a la hipocresía, no a la corrupción, no a la violencia, no a la pobreza, no a la ignorancia, en general un “no a algo”, pero de una forma ingenua y sin estructura, por lo que es fácil catalogarlos como “rebeldes sin causa”.
Esta etapa pues, resulta por demás peligrosa para el adolescente pues su rebeldía no reflexionada lo hace caer en una especie de fundamentalismo en el que muchas veces todo lo que parezca reglas, leyes, normas, cánones, etc. son en si mismo los enemigos, y sin embargo paradójicamente, al mismo tiempo busca patrones de conducta por los causes “no ortodoxos”, donde es común se encuentre con un mar de males disfrazados de libertad. Por ello es cuando se inicia la mayoría de los adolescentes en los vicios, pues al principio el alcohol, las drogas, etc. son como un grito de libertad, además, claro, son una forma de escape temporal a una realidad que suele tornarse áspera debido a esa postura irreflexiva del adolescente.
En esta etapa los iconos (o ídolos) predilectos suelen ser aquellos que son presentados por los medios masivos de comunicación, que mas bien podría decirse, que en este sentido, son en su mayoría, medios masivos de enajenación, pues presentan muchas veces a una serie de verdaderos títeres del mercado como si fueran los Mesías esperados. Muy especialmente cantantes y actores, que en realidad solo obedecen a uno de los axiomas principales de la mercadotecnia: cualquier cosa es susceptible de ser vendida, en este caso, hasta la rebeldía. Pero como hemos dicho en el fondo es una propuesta hueca y comercial, una mera caricatura.
Esta rebeldía enajenante se basa generalmente en la imagen, en el vestir de tal o cual forma (pantalones semicaidos), de decir las palabras altisonantes de moda (guey), de expresarse en clave de getto (grafittis); pero hasta allí, es decir, solo hacerlo de forma exteriorizada, sin compromisos serios, que no sacrifiquen mas allá de pasar un rato de vergüenza por que me hice tal o cual corte de cabello, tachado por la moda de hoy como “irreverente”.
2.-Evolución inevitable.
Pero pronto llega la etapa de juventud, y la mayoría de adolescente rebeldes empiezan a adquirir una serie de compromisos en la vida (trabajo, estudios profesionales, matrimonio), que les impide tener esos momentos de ocio tan importantes para estar a la última moda “rebelde & cool”.
Así que un buen día descubre, que el tipo de Nirvana hace años se suicido o que Axl Rose de Guns’n Roses se retiro por hastió o que Jon Bon Jovi ya no trae el pelo largo, así que se siente traicionado y guarda todo en el baúl de lo recuerdos, ahora es solo un rebelde cuando en la estación de radio ponen “Under Pressure” de Queen, y piensa: yo tambien vivo “bajo presión”; sin imaginar que la letra de la canción, plantea tácitamente el rompimiento de una relación homosexual, es decir, nunca se molesto por descubrir que decía la maldita traducción, pero eso poco importa ya. Decide pues, vivir la vida a como se va presentando, es decir, nuevamente una postura fácil e irreflexiva.
Sin embargo, existe otro grupo que no supera esta etapa de “insurrección agnóstica” tan fácilmente, sino que, se aferra a ella de una manera tal, que en algunos casos no llega a superarla nunca y van por la vida con el pelo largo –lleno de canas-, pantalón viejo de mezclilla, tenis Vans y un morral bastante folklórico al hombro; suele vérseles además en las manifestaciones de los globalifobicos por todo el mundo, pues muerto el comunismo, la nueva onda es: cuidar el planeta, defender al pobre, el agua es para todos y un etcétera bastante largo, claro, la causa es gusta, solo que el método resulta inconsecuente y muchas veces hasta contradictorio, como por ejemplo, he visto que al final de las marchas ecológicas queda una estela de basura por las calles, además que ocasionan aglomeración del trafico y por ende mayor emisión de gases a la atmósfera.
3.-La necesidad de solidez
Después de este bosquejo rápido, pareciera que estamos confabulando en contra del mito de la Rebeldía; pero no, como en un principio decíamos, nos parece una actitud por demás necesaria y hasta vital, siempre y cuando tenga una solidez. Ahora bien, esto ultimo suena congruente, pero nace inmediatamente la pregunta: ¿Qué elemento debe contener una rebeldía sólida?. La pregunta puede tornarse a primera vista, etérea y difícil, pues existen un sin fin de cosas que se autodenominan rebeldía, mas sin embargo el elemento común, que persiste en ellas, es cuestionarse lo que existente hacia fuera de ellas mismas, pero eso que es una virtud, suele hacerse un defecto, al no autocuestionarse, es decir, al no medirse con la misma vara. Esta acción autocrítica es un esfuerzo grave e imperante, pues requiere una agudeza mayúscula de sinceridad, capacidad de aceptar los propios errores, visión a futuro, humildad, voluntad de cambio, capacidad de romper paradigmas,etc.
Un ejemplo de esta rebeldía estructurada puede ser la obra humanista de Erich Fromm (1900-1980), que a lo largo de sus trabajos sobre el psicoanálisis, fue haciendo a la par, los planteamientos teóricos para establecer una sociedad mas fraterna; al final, ¿ no es esa la bandera común de todas las rebeldías?, una pretendida humanidad fraterna.
Inclusive, una de las premisas principales a las que llego E. Fromm, es el establecer que una sociedad mas fraterna es solo utopía, mientras no exista una conciencia generalizada de la necesidad de tal fraternidad; lo que esto quiere decir en la praxis, es que se requiere una estructura sólida, o sea una necesidad de solidez, que con métodos y objetivos provisorios pretenda llegar a ser una sociedad mas humanista.
3.-Una paradoja.
Hasta aquí hemos hablado de aquellos que sin problemas se auto proclaman, dicen ser o al menos se intuyen como rebeldes. Pero esta actitud es necesaria en todos nosotros. Pues, por paradójico que parezca, aunque todos estamos mas o menos convencidos de que necesitamos una convivencia social mas justa en todos los rubros: cultural, económico, de genero, ecológico, etc.; llegada la hora de aportar algo propio, resultamos poco cooperativos. He aquí donde se requiere la mayor de las rebeldías: ser rebelde ante uno mismo, ante la autocomplacencia, ante la justificación, ante dejarse llevar por la inercia. En una palabra, se requiere tener “amor fraterno”.
Esta es la mayor de las rebeldías que requiere hoy el mundo: la fraternidad, la caridad, el amor al prójimo. Un esfuerzo que parte aparentemente de lo micro, de lo individual, del anonimato y que por lo mismo nos parece insignificante ante el acoso de una cultura mediática y consumista que bombardea a el individuo para reducirlo a un mero comprador de placer, cualquiera que sea la presentación de este: automóvil, pareja, vestido, alimentación, empleo, educación o hasta rebeldia.
4.-Conclusión.
En resumen, la Rebeldía es un elemento necesario en todo individuo, siempre que esta no se deje amedrentar por el egoísmo y a la vez se impulse mediante el amor fraterno. Solo así podrá dar frutos verdaderos.
Para finalizar y asumiendo a la Rebeldía como un don, podemos parafrasear a Silvio Rodríguez:
“Ese hombre que por hechos o por dichos
es alabado tanto
se cuide de si, se cuide de el solo
porque hay un placer perverso en creer
merecerlo todo
se cuide de si, se cuide de el solo
porque el mismo don que lo levanto
puede ahogarlo en lodo.”
Alcides