
Aunque en lo personal sea poco afecto a la jerarquía eclesial, pues me parece que se han distanciado en su mayoría del sentido mismo de lo que es la Iglesia no deja de llamarme la atención como muchos desde fuera viven esperando cualquier acto del clero para anunciarlo a los cuatro vientos como una desfachatez, una falta de humildad que debieran propugnar desde los altares y en fin toda clase de descalificativos.
Todos estos vecinos de enfrente, parecieran asumir, que el ser católico y si se tiene algun rango en particular dentro de esta Iglesia, obliga a tener o ejercer una humildad que raya el apocamiento, en la flagelación, en la mortificación de la carne y a saber cuantas otras castraciones. Como si para ser católico fuera menester aparte de ser estupido (por aquello de que la fe es una reverenda pendejada), vivir apocado, lamentándose por las culpas que se van a cometer y llorando por lo que hicieron Adán y Eva.
A mi me paso lo contrario, cuanto fui ateo y, lo fui de corazón, no nomás por la flojera de tener que ir a misa los domingos (cosa que sigo sin hacer muy a menudo), me llamo la atención algunos católicos que vivían mas libres que yo que me decía libre del yugo lacerante de la fe. A esa gente les demostraba todo mi odio y rencor, algunos hasta mi lastima por vivir enajenados por un dios triste y egoísta; sin embargo, ninguno jamás me pago con la misma moneda, llegaban a casa y me saludaban con una sonrisa sincera, me daban un apretón de mano fuerte. Eso, carajo, a mi me gano en el corazón. Por allí entro Dios en mi vida.
Claro esta, que cuando veo el espectáculo que monta algun obispo y sobre todo cierto cardenal, me da pena mi Iglesia, le doy la razón a los que dicen que estamos jodidos. Pero ellos no son toda la Iglesia, son a lo sumo, esas uvas podridas que se colaron poco a poco hasta llegar a creerse y auto instituirse como la champagne de la fiesta. Pero tampoco me trago eso de que debamos de vivir, debido a nuestra pecaminosa naturaleza mortificando el cuerpo, esa bazofia de espiritualidad solo conduce a la beateria, a la ortodoxia.
Así que, para mi, ser católico, creyente y cristiano es ante todo ser libres y, ser libres a veces pareciera ser engreído, sobre todo si el que nos critica es uno de esos vecinos de enfrente, de esos apocados que le temen a Dios (aunque claro esta, hay dignos vecinos).
Alcides
Todos estos vecinos de enfrente, parecieran asumir, que el ser católico y si se tiene algun rango en particular dentro de esta Iglesia, obliga a tener o ejercer una humildad que raya el apocamiento, en la flagelación, en la mortificación de la carne y a saber cuantas otras castraciones. Como si para ser católico fuera menester aparte de ser estupido (por aquello de que la fe es una reverenda pendejada), vivir apocado, lamentándose por las culpas que se van a cometer y llorando por lo que hicieron Adán y Eva.
A mi me paso lo contrario, cuanto fui ateo y, lo fui de corazón, no nomás por la flojera de tener que ir a misa los domingos (cosa que sigo sin hacer muy a menudo), me llamo la atención algunos católicos que vivían mas libres que yo que me decía libre del yugo lacerante de la fe. A esa gente les demostraba todo mi odio y rencor, algunos hasta mi lastima por vivir enajenados por un dios triste y egoísta; sin embargo, ninguno jamás me pago con la misma moneda, llegaban a casa y me saludaban con una sonrisa sincera, me daban un apretón de mano fuerte. Eso, carajo, a mi me gano en el corazón. Por allí entro Dios en mi vida.
Claro esta, que cuando veo el espectáculo que monta algun obispo y sobre todo cierto cardenal, me da pena mi Iglesia, le doy la razón a los que dicen que estamos jodidos. Pero ellos no son toda la Iglesia, son a lo sumo, esas uvas podridas que se colaron poco a poco hasta llegar a creerse y auto instituirse como la champagne de la fiesta. Pero tampoco me trago eso de que debamos de vivir, debido a nuestra pecaminosa naturaleza mortificando el cuerpo, esa bazofia de espiritualidad solo conduce a la beateria, a la ortodoxia.
Así que, para mi, ser católico, creyente y cristiano es ante todo ser libres y, ser libres a veces pareciera ser engreído, sobre todo si el que nos critica es uno de esos vecinos de enfrente, de esos apocados que le temen a Dios (aunque claro esta, hay dignos vecinos).
Alcides