lunes, 15 de septiembre de 2008

Reflexiones de un pecador


Si tuviese algun don mágico,
quizás pediría exentar el trajín diario,
que a mi cuerpo y a mi alma
abonan eso que llaman pecado.

Aunque la palabrita en si,
no me llama al miedo,
ni me llama a escándalos,
yo que vivo aquí dentro,
confieso que es el pan nuestro.

Eso de ser un doctor en moral
o un beato buscando el martirio
por Dios que me aburre,
quizás por ello en el lodo
se me descubre,
con arma, cartera y sangre hasta el codo.

Mas a pesar de todo y,
contra lo que opinan los bobos.
Yo digo:
¡bendito pecado!
¡leal pecado!
¡sincero pecado!,
¿Por qué?
porque dejas ver
lo que en el fondo de tu botella
se anida,
no engañas a nadie,
a todos nos muestras como es la salida.
el trance es bello, ni hablar,
pero al abrirse la puerta de atrás…
allí es el llanto y de los dientes el rechinar.

No es virtud de nosotros,
ni contra peso alguno,
esa voz que nos dice al oído
cuando nos vamos contigo,
“mira que mal te paga el pecado”,
eres tu mismo señor don pecado,
haciendo un acto de mia culpa,
mia culpa, conmigo serás desdichado.

Y aun así, con tantos avisos,
no conozco a ninguno
-siendo sinceros-
que de noche en noche,
hacia tu calle no envista su coche.
Por eso ríes sincero,
a carcajadas,
cuando tocamos a tu puerta,
lo moralmente ya haz hecho,
-advertirnos-
señor don pecado
y si aun a nosotros nos vale,
¡carajo, tu ya hiciste tu trabajo!
¡venga! ¡ a divertirse!
¡que ya mañana será el arrepentirse!.


Alcides

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que fácil abandonarse al pecado, y vale la pena si en verdad te divertiste, o no es asi?.