sábado, 6 de octubre de 2007

Dios: creador de creadores.


Blasfemia Poetica.


Con lo que voy a decir,
consiente estoy que provocare
el desgajamiento de las vestiduras
en mas de un adosado poeta.

El amor no nace por generación espontánea,
no basta mezclar en un recipiente
a una mujer y un hombre para que nazcan
historias de amantes épicas.

Aun más, el amor a primera vista no existe,
eso es solo pasión devastadora, más no
el sentimiento sublime
que es capaz de doblegar la pared más alta.

Siendo pues el amor el sentimiento por excelencia,
debe estar sustentado en la verdad,
y dado de lo limitado de nuestra humanidad,
el conocimiento de la verdad es un proceso lento.

Así pues, no basta un arrollador sentimiento
para decir que ello es amor,
requiere el fuego del tiempo,
que destruya todo cuan falso hay en nuestra
mente respecto al ser que se ama.

Solo así llegaremos a amar la verdad del ser.


Palillo. Una historia sacada del monton.


Palillo era el único nombre que le conocía a aquel chiquillo; que vivía en mi infancia por el barrio; éramos casi de la misma edad, aunque ciertamente le adelantaba por unos cinco o seis años según calculo.
Palillo era más que apodo una forma de describir su físico. Delgado en extremo, gracias a la desnutrición; aun así un poco más alto que el estándar para su edad; su color de piel era el de los brazos secos de un árbol; sus ojos negros que hoy me parecen querían decir algo desde el fondo de su alma, algo que nadie supo escuchar jamás.
Me dolida verlo en los inviernos jugar descalzo y solitario, en especial aquellos días de equipatas, que son días y mas días de una lluvia menuda pero interminable. Pues bien, el era el único que corría por los arroyuelos de las calles, los demás nos internábamos en nuestras casas a ver televisión y esperar que pasara el mal tiempo; hoy creo que muy probablemente el no lo hacia porque no tenia televisión.
Mucho tiempo después supe que su papa los había abandonado para irse con otra mujer y después emigro a Estados Unidos, dejando a Palillo, sus otros tres hermanitos y a su mama en el desamparo. Su madre pues, trabajaba de noche para darles lo mínimo para subsistir, muchos dicen que lo hacia en lugares no muy decentes, pero el caso es que sus chiquillos siempre andaban en las calles solos y semidesnudos.
Así, aunque yo nunca mantuve una amistad con el, lo conocía como suele decirse “de vista”, es decir, sabia de su existencia, donde vivía, algun que otro dato personal que son los que he tratado de ir plasmando aquí.
Después, ya en la preparatoria, me entere que este muchachito ya había entrado a la adolescencia y, por desgracia, se había vuelto sumamente rebelde; que había tomado como ideal los héroes de los narco corridos; recuerdo claramente que me dijo un día mi madre: su sueño es ser mayor de edad para meterse al narcotráfico y traer una ametralladora, por lo pronto ya empezó cargando una navaja a todos lados, dice que la lleva para que lo saque de problemas.
Palillo pronto como era de esperare, callo en las drogas, en las cuales se hundió de una manera vertiginosa. Si de niño daba tristeza verlo rodar por la vida, de grande daba aun mas lastima verlo rodar tan rápido a la muerte.
¿Por qué entro a las drogas?, creo que era la única manera que encontró y que le pudieron mostrar de adquirir un poco de satisfacción; ese mínimo de satisfacción que requerimos los humanos para no perder la vertical, la esperanza, las ganas de vivir (por contradictoria que sea esta solucion). O quizás lo hacia para escapar de su realidad de una vida de orfandad, de soledad, de pobreza, en una palabra, de desamor.
Hace un par de años quedo ciego, por los solventes tan fuertes que inhalaba; muchos pensaron que eso lo detendría para no seguir destruyéndose, pero se equivocaron, hace unos días se suicido. Tenia veintiocho años y acabo colgado de una viga en una pocilga mal oliente.
El funeral fue un acto solitario, como había sido su vida, solo acompañado por unos cuantos familiares cercanos; ni su padre asistió, solo envió algunos dollares para cooperar con la compra del ataúd. Los llantos desgarrados no faltaron, pues si el suicidio es un acto de desesperanza, era lógico esperar que quienes lo rodeaban padecieran esa misma terrible enfermedad del alma. A fin de cuentas es una enfermedad que se contagia por el contacto humano.
Lo grave de esta historia es que no podemos decir que tal historia ha terminado, sino más bien, esta historia se repite y se repite millones de veces. A diario, por todos lados, va uno en la calle y si mira uno poquito las aceras encontrara algun Palillo. Si uno indaga un poquito en su oficia o en su escuela, encontrara mínimo un Palillo.
Como católico y como cristiano me duele esta situación, porque demuestra que no hemos logrado la misión que nos encomendó Jesús: vayan a todo el mundo. ¿A todo el mundo?, Palillo vivía a doscientos metros de un templo católico. No hemos ni salido aun a doscientos metros. Podrá ser esto una exageración metafórica, pero también guarda mucho de real.
Nuestro entrañable Juan Pablo II lo planteaba más resumido y más profundo cuando insistía en cuanto oportunidad tenía: necesitamos una nueva evangelización, nueva en su ardor.
El estaba conciente del bajísimo nivel de penetración de la misión evangelizadora de la Iglesia Católica; pero también estaba seguro que este bajo nivel no era imputable a Dios, sino a los hombres y mujeres de la Iglesia, que suelen caer en lo que Salvador Gomez llama: pescar en pecera.
Pescar en pecera, que es caer en la comodidad de no ir a todo el mundo –como lo pidió Jesús-, sino esperar que los del mundo vengan para catequizarlos; catequesis que generalmente se presenta mas como una serie de relatos mitológicos; desmembrando o desvinculando la palabra de Dios de la realidad actual y actuante del hombre. Presentando asi un Dios en pretérito y no el Dios presente y futuro que necesita anunciar la nueva evangelización.

Ana Paulina y Dios.


I

Paulina es mi hija, tiene cuatro años pasados. Lleva tres semanas en segundo grado de jardín de niños, y he notado que especialmente los viajes en coche la ponen reflexiva.
Hace un par de días mientras nos dirigíamos a su escuela; ella iba atenta con la mirada hacia fuera viendo pasar las cosas de las aceras, de pronto me pregunto:
Papa, cuando tú todavía no estabas en la pancita de mi abuela, ¿Dónde estabas?.
Me imagino que con Dios, le respondí.
Y yo cuando no estaba en la panza de mi mama, ¿Dónde estaba?.
Me imagino que también con Dios, dije.
Se quedo unos instantes en silencio, para después decir:
Con razón me parece que nos conocemos de antes.

II

Hace rato de nuevo andábamos en coche, buscando algo para su tarea escolar que tiene que presentar mañana, cuando se acerca desde el asiento trasero y me dice casi al oído:
Sabes papa, hace rato hable con Dios.
¿Y eso?, ¿Qué le dijiste?.
Que me hubiera hecho nacer con alas.
La verdad me dio un poco de risa, aunque trate de controlarme, pero fue imposible, así que ella muy recta dijo:
No te rías, que es en serio.
Esta bien, no me reiré, pero ¿Qué te respondió?.
Pues que si me las iba a dar pero mas adelante.


III

Otro día venia ella viendo el cielo nublado y sin quitar la vista en el infinito dijo:
-Sabes, papa, ya descubrí porque Dios no usa zapatos.
-¿Ah, si?, ¿y porque no usa zapatos?.
-Porque si esta en el cielo, solo puede pisar nubes, así que no necesita zapatos.