El Vaticano II intento dar una respuerta ante el mundo cambiante, sin embargo fue insuficiente porque el espiritu renovador se limito a las formas. Avances en las formas que hoy parecieran hasta estar en peligro de involucion.
La Iglesia necesita un nuevo Pentecostes, solo asi puede volver a ser lo que fue en los primeros siglos, con un crecimiento exponencial y no solo un adoctrinamiento que termina en un nominalismo mayoritario.
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