
Cuando era pequeño iba de vacaciones un par de semanas en época de lluvias con unos familiares que vivían en un rancho en medio de la Sierra La Giganta, que es una cordillera de pequeña altura que se desliza paralelamente a toda la Península de la Baja California.
El ultimo día de esas vacaciones, nos traían en carro a La Paz y, mientras zigzagueábamos por la carretera que empezaba a subir un pico alto, volvíamos la mirada para ver a lo lejos, a tres o cuatro kilómetros apenas las luces de ese rancho que tantos nos gustaba visitar a mi hermano y a mi.
Se me quedo grabada por siempre en la memoria esa escena nostálgica de niños que se despedían de las vacaciones.
Hoy volví a pasar por esa carretera, por ese mismo punto y recordé la nostalgia, no con nostalgia, después de veinticinco años de no ir de vacaciones a aquel lugar ya no siento nada por el lugar en si, sino solo por los recuerdos que me quedaron.
Mi primo, que vivía allí, se suicido hace un par de años. En un arranque de desesperación se pego un tiro en la cabeza. Estoy seguro que Dios tuvo misericordia de el y algun día nos reencontraremos en la otra vida para jugar Damas Chinas hasta que por fin le gane una partida, pues en seis veranos jamás pude.
Alcides
El ultimo día de esas vacaciones, nos traían en carro a La Paz y, mientras zigzagueábamos por la carretera que empezaba a subir un pico alto, volvíamos la mirada para ver a lo lejos, a tres o cuatro kilómetros apenas las luces de ese rancho que tantos nos gustaba visitar a mi hermano y a mi.
Se me quedo grabada por siempre en la memoria esa escena nostálgica de niños que se despedían de las vacaciones.
Hoy volví a pasar por esa carretera, por ese mismo punto y recordé la nostalgia, no con nostalgia, después de veinticinco años de no ir de vacaciones a aquel lugar ya no siento nada por el lugar en si, sino solo por los recuerdos que me quedaron.
Mi primo, que vivía allí, se suicido hace un par de años. En un arranque de desesperación se pego un tiro en la cabeza. Estoy seguro que Dios tuvo misericordia de el y algun día nos reencontraremos en la otra vida para jugar Damas Chinas hasta que por fin le gane una partida, pues en seis veranos jamás pude.
Alcides
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