
Hablemos del Relativismo, tan de moda y a la vez tan poco conocido como tal en el mundo secular. Pero, empecemos por decir lo evidente, lo que su mismo nombre nos dice: el Relativismo es caer en el exceso de lo relativo, lo cual es ya en si un absurdo.
Cuando ese Relativismo entra en la esfera de lo moral y lo social, tenemos que cada individuo puede determinar por si mismo lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, lo correcto y lo incorrecto; es decir desde su libertad puede establecer lo que le es propicio o no. Planteado como esto ultimo suena bien el asunto, la libertad nos justa, mas en estos tiempos, la libertad, la mera palabra es por si solo como la medicina de todo y el estandarte de justicia que todos queremos enarbolar.
Sin embargo, es peligroso en sumo grado a nivel social el asumir que todo individuo tiene en si mismo la autoridad para determinar todo lo bueno y lo malo, en ese caso no existirían las cárceles, ni los vínculos familiares; es decir, si realmente creyéramos en el relativismo fuéramos una sociedad anarquista y por tanto una sociedad que no existiría ya sobre la faz de la tierra pues hace mucho que nos hubiéramos destruido unos contra otros.
Así que como sociedad tendemos actualmente a creer de una manera “Light” en ese relativismo, es decir, en lo que nos conviene, en lo que no nos afecta, a lo que no nos implica un sacrificio o renuncia alguna, por ejemplo la sexualidad. Cualquiera que diga que solo debe haber relaciones sexuales en una pareja hasta que se casen es tachado de anacrónico por lo menos. Lo moderno, lo nice, lo cool nos obliga a decir que el sexo es una forma de conocer a la pareja, ¡como rayos nos vamos a casar con un desconocido!. Esa es una forma barata de relativismo, pues se asume que cualquiera puede hacer en su fuero interno una determinación sobre si el sexo pre matrimonial es bueno.
Ahora bien, tampoco seria correcto volver a atrás, el que alguna autoridad civil o religiosa nos dijera que hacer, la sociedad ya no puede volver a ese punto, además de que es imposible. Yo creo que si las religiones o las instituciones gubernamentales quieren proponer algo en este o cualquier ámbito interno de los individuos deben ser convincentes y no hacer uso de su poder y fuerza o como lo planteo el teólogo Hans Kung: la Iglesia ya no puede amenazar con el infierno a quien la desobedezca.
Alcides
Cuando ese Relativismo entra en la esfera de lo moral y lo social, tenemos que cada individuo puede determinar por si mismo lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, lo correcto y lo incorrecto; es decir desde su libertad puede establecer lo que le es propicio o no. Planteado como esto ultimo suena bien el asunto, la libertad nos justa, mas en estos tiempos, la libertad, la mera palabra es por si solo como la medicina de todo y el estandarte de justicia que todos queremos enarbolar.
Sin embargo, es peligroso en sumo grado a nivel social el asumir que todo individuo tiene en si mismo la autoridad para determinar todo lo bueno y lo malo, en ese caso no existirían las cárceles, ni los vínculos familiares; es decir, si realmente creyéramos en el relativismo fuéramos una sociedad anarquista y por tanto una sociedad que no existiría ya sobre la faz de la tierra pues hace mucho que nos hubiéramos destruido unos contra otros.
Así que como sociedad tendemos actualmente a creer de una manera “Light” en ese relativismo, es decir, en lo que nos conviene, en lo que no nos afecta, a lo que no nos implica un sacrificio o renuncia alguna, por ejemplo la sexualidad. Cualquiera que diga que solo debe haber relaciones sexuales en una pareja hasta que se casen es tachado de anacrónico por lo menos. Lo moderno, lo nice, lo cool nos obliga a decir que el sexo es una forma de conocer a la pareja, ¡como rayos nos vamos a casar con un desconocido!. Esa es una forma barata de relativismo, pues se asume que cualquiera puede hacer en su fuero interno una determinación sobre si el sexo pre matrimonial es bueno.
Ahora bien, tampoco seria correcto volver a atrás, el que alguna autoridad civil o religiosa nos dijera que hacer, la sociedad ya no puede volver a ese punto, además de que es imposible. Yo creo que si las religiones o las instituciones gubernamentales quieren proponer algo en este o cualquier ámbito interno de los individuos deben ser convincentes y no hacer uso de su poder y fuerza o como lo planteo el teólogo Hans Kung: la Iglesia ya no puede amenazar con el infierno a quien la desobedezca.
Alcides
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