
Y mis canas van apareciendo,
primera bandera de la vejez,
síntoma inequívoco del final venidero,
desdén del desdén mismo.
Mi único deseo es que hayan valido la pena,
que pueda decir, esta es tuya,
aquella de el,
esta otra de nosotros.
primera bandera de la vejez,
síntoma inequívoco del final venidero,
desdén del desdén mismo.
Mi único deseo es que hayan valido la pena,
que pueda decir, esta es tuya,
aquella de el,
esta otra de nosotros.
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