martes, 21 de octubre de 2008


“Hay quienes se suben a una banca y se marean”, dice un refrán y, creo que todos nos subimos a veces a un banco con los mismos resultados predichos por este sabio proverbio popular.
Desde nuestro papel ante los hijos, hasta las relaciones con los subalternos en el ámbito laboral, el ejercicio de la autoridad nos desestabiliza para acabar actuando prepotentemente.
Acto inconsciente muchas veces o mejor dicho, las primeras veces. Pero tarde que temprano nuestra inteligencia humana nos llama la atención. Nos dice que abusamos, ¿escucharemos esa voz u optaremos por hacernos los disimulados?, lo más fácil es prestar oídos sordos. Nada más fácil que aplastar a los demás desde nuestro banquito, hay hasta en ello un placer enfermizo. Por eso abundan los críticos y los déspotas, se regodean en su banquito para pisotear al de abajo.
Pero la vida es justa, o mejor dicho, da muchas vueltas y el que esta arriba, mañana estará abajo, el que oprime, mañana será pisoteado. Porque como dice un amigo: todos somos gatos de alguien. Todos somos servidores de otro y ese otro quizás nos de una lección de humildad haciéndonos pasar lo que hacemos pasar a los demás.
Alcides

No hay comentarios: