domingo, 7 de septiembre de 2008

La Anciana


Cuando se murió la anciana, no hubo quien se diera cuenta. Vivía sola desde que su también anciano marido se le adelanto unos seis meses antes. Así que se quedo allí sentada en la poltrona en que había pasado prácticamente los últimos cinco años de su vida hasta que la muchacha de la servidumbre entro a la casa al día siguiente. Ella fue la que llamo a la ambulancia, los cuales nada pudieron hacer.
Cuando llego el ministerio publico a dar fe de los hechos, que es llegar y apuntar como encontraron el cadáver. Le preguntaron a la sirvienta a quien podían avisar de familiares, ella dijo que apenas tenia un mes trabajando allí, que el único que los visitaba era el vecino. El sabía hablar ingles y por eso podía platicar con la anciana. La muchacha se limitaba a hacer su trabajo de limpieza y, solo hacia de especial su trabajo respecto de otras casas el gran numero de latas de cerveza que recogía por doquier, ya que la anciana era alcohólica. En especial alrededor de la poltrona, pues casi, casi allí vivía la dueña de aquella casona.
El ministerio publico salio a la banqueta para dirigirse con el tal vecino, el cual coincidió que iba llegando y estaba abriendo el portón de su casa. El agente lo llamo por su nombre y le explico con frialdad la situación: la anciana estaba muerta y necesitaban avisar a algun familiar. Este dijo que no conocía a ninguno, pero sabia donde estaba la agenda telefónica de los viejos. Acordaron ir de inmediato a buscarla, El vecino se quedo guardando el coche en su casa, el agente regreso a la sala.
Llego el vecino, vio a la muerta y sin gestos fue a la mesa del teléfono, empezó a hojear y se topo con un nombre y un numero, estaba escrita “Hija” y un numero de Estados Unidos. Acordó con el ministerio público que marcaría a ese número. Así lo hizo, contestaron pronto, el vecino empezó a desarrollar su lenguaje que era bastante fluido, pero sin emociones, como quien hace un trámite gubernamental. Colgó al minuto, el ministerio público estaba intrigado, de todos los miles de muertos que había tenido que ir a ver, este era el primero al que nadie le lloraba.
El vecino hizo la breve traducción una vez que colgó: si era su hija, no iba a venir, tenia mejores cosas que hacer, le encargo que la incinerara y que hiciera lo que quisiera con las cenizas, si las echaba por el escusado no había problema, que después llamara a ese mismo numero para dar el costo del funeral y se le cubrirían los mismos con una compensación extra por las molestias.
El ministerio publico ha este punto no se sorprendió mucho, los americanos jubilados comúnmente vienen a vivir sus últimos años a estas tierras. Son gente, a veces, que traen su vida destrozada, sin familias. Que solo quieren morir en silencio después de tanto ruido que ha habido en sus vidas.
Le dijo al vecino que a tales horas podía ir por el cuerpo, este dijo que enviaría la carroza de la funeraria, que harían todo el trabajo. Quedaron de acuerdo y se despidieron con un saludo de mano y una sonrisa fría.
Después el vecino se fue a casa, quería comer, tenia hambre y este altercado le retrazo los alimentos unos 20 minutos mas. La sirvienta se quedo a limpiar por última vez la casa y levantar los botes de aluminio. La muerta en la sillona esperando que fuera levantada.


Alcides

No hay comentarios: