
Hace mas de un año Televisa y TV Azteca se disputaban ya la audiencia del gran publico para las olimpiadas; pues en el fondo, el motor principal de las olimpiadas son negocio, negocio que anda en los 52 mil millones de pesos según las cifras mas conservadoras, ganancias solamente para el Comité Olímpico Internacional.
Las televisoras desplegaron a todas sus figuras del espectáculo hacia la capital China, ya poco importa el deporte, lo que interesa es atraer pues al gran publico con el fin de poder vender mas caros los segundos de un comercial. Para ello no importa pues escrúpulo alguno, ni ofender la inteligencia de los televidentes. Igual se nos venden historias sentimentaloides en torno a nuestros deportistas, que dicho sea de paso, como delegación no aspiran a mas que un papel mediocre en el medallero como acostumbran.
Se trata de disfrazar de glamour la idiotez en que se ha vuelto la televisión publica mexicana, cayendo en lo grotesco, sin embargo es tan común que poco nos damos cuenta, así que nadie dice nada y nos sentamos a ver esas narices respingadas con cirugías, los senos injertados con silicón y esa sarta de estupideces que solo los y las periodistas del espectáculo son capaces de producir de forma tan grande.
Pero sobrevive el deporte, a pesar del nefasto espectáculo comercial que ronda su cielo, como buitre para devorarlo; sobrevive por que el deporte es una de las actividades que nos distingue como especie, competir con otros no para sobrevivir, sino para superarnos a nosotros mismos es lo que nos hace menos irracionales. El hombre es un ser social, necesita al otro, para ser el mismo, las olimpiadas son la expresión de esa vida en sociedad, sociedad global debido al avance científico y tecnológico.
Alcides
Las televisoras desplegaron a todas sus figuras del espectáculo hacia la capital China, ya poco importa el deporte, lo que interesa es atraer pues al gran publico con el fin de poder vender mas caros los segundos de un comercial. Para ello no importa pues escrúpulo alguno, ni ofender la inteligencia de los televidentes. Igual se nos venden historias sentimentaloides en torno a nuestros deportistas, que dicho sea de paso, como delegación no aspiran a mas que un papel mediocre en el medallero como acostumbran.
Se trata de disfrazar de glamour la idiotez en que se ha vuelto la televisión publica mexicana, cayendo en lo grotesco, sin embargo es tan común que poco nos damos cuenta, así que nadie dice nada y nos sentamos a ver esas narices respingadas con cirugías, los senos injertados con silicón y esa sarta de estupideces que solo los y las periodistas del espectáculo son capaces de producir de forma tan grande.
Pero sobrevive el deporte, a pesar del nefasto espectáculo comercial que ronda su cielo, como buitre para devorarlo; sobrevive por que el deporte es una de las actividades que nos distingue como especie, competir con otros no para sobrevivir, sino para superarnos a nosotros mismos es lo que nos hace menos irracionales. El hombre es un ser social, necesita al otro, para ser el mismo, las olimpiadas son la expresión de esa vida en sociedad, sociedad global debido al avance científico y tecnológico.
Alcides
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